
La industria del cemento es responsable de cerca del siete por ciento de las “emisiones” mundiales de gases de efecto invernadero. Para fomentar la descarbonización de esta industria, los responsables políticos y la industria deben encontrar formas de incentivar las reducciones. Un estudio de la Universidad Heriot-Watt y el Instituto de Estudios Avanzados de Sostenibilidad (IASS) nos ofrece un primer vistazo a cómo la mineralización del CO2 puede reducir las emisiones de la producción de cemento hasta un 33% sin coste adicional, si se dan las condiciones adecuadas.
Se calcula que el tamaño del mercado mundial del cemento alcanzará los 463.000 millones de dólares en 2026 -alrededor de seis gigatoneladas de cemento al año-, por lo que reducir las emisiones de la industria es crucial para la mitigación del clima. Alrededor del 60% de las emisiones de la industria del cemento son inherentes al proceso, ya que son el resultado de la calcinación de la piedra caliza. En la calcinación, se utilizan altas temperaturas para eliminar el dióxido de carbono de la piedra caliza. El producto se llama clinker. Las emisiones de este proceso son muy difíciles de reducir porque para ello habría que sustituir todo el proceso por alternativas de bajas emisiones o capturar y almacenar permanentemente el CO2 emitido.
Mientras que sustituir el cemento y el hormigón por materiales de construcción alternativos, como la madera, exigiría un cambio irrealmente rápido de toda la cadena de valor de la construcción, las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono ofrecen una alternativa, pero conllevan costes de producción adicionales. Por consiguiente, la industria del cemento necesita encontrar formas de mitigar las emisiones de CO2 que generen ingresos adicionales, no mayores costes. Aquí es donde entra la mineralización del CO. En la mineralización del CO2, el CO2 capturado reacciona con minerales (por dar un ejemplo, silicatos ricos en magnesio o calcio) y puede almacenarse permanentemente, y el producto resultante podría incluso aportar ingresos adicionales.
La elegibilidad del certificado comercial y el apoyo del gobierno son esenciales
Los autores del estudio, publicado recientemente en Communications Earth & Environment, demuestran que, en determinadas circunstancias, el uso de productos de mineralización puede dar lugar a casos comerciales positivos. Los investigadores desarrollaron los procesos de mineralización existentes para producir aditivos de cemento en diferentes composiciones que pueden añadirse al cemento ordinario. Utilizando un modelo tecnoeconómico integrado, pudieron identificar las condiciones que conducen a escenarios empresariales positivos. También descubrieron los factores más importantes para la mejora e implantación a gran escala de estas tecnologías mediante un análisis global de incertidumbre.
Su conclusión: La integración de la mineralización del CO2 en el proceso de producción de cemento puede reducir las emisiones de CO2 entre un ocho y un 33%. Según el primer autor, Till Strunge, esto puede suponer un beneficio adicional de hasta 32 euros por tonelada de cemento, siempre que se cumplan ciertas condiciones: “Los productos deben utilizarse como sustitutos del cemento en las mezclas de cemento en la construcción, por dar un ejemplo, en puentes o edificios, y puede ser necesario ajustar las normas del cemento. Además, el almacenamiento de CO2 en los minerales debe ser elegible para los créditos del ETS o similares”. También destacó la importancia del transporte de los minerales y la composición de los productos.
Strunge cree que el ETS e incluso los impuestos sobre el CO2 no serán suficientes por sí solos para establecer en el mercado más soluciones bajas en carbono en la industria del cemento. Por eso, él y sus coautores recomiendan mecanismos como los programas de subvenciones, como los que en su día se utilizaron para la energía eólica y solar. “Los gobiernos también deberían invertir en las primeras plantas de cemento con bajas emisiones de carbono”.
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Laura Andrade
Laura Andrade es una periodista freelance especializada en la investigación de la electrónica de consumo, especialmente de smartphones, tabletas y ordenadores. Actualmente participa en varios proyectos en los que se ha encargado de escribir sobre lanzamientos de nuevos productos digitales, aplicaciones, sitios y servicios para publicaciones impresas o en línea. Está constantemente estudiando las últimas tecnologías para estar siempre al día.