La invasión no provocada de Rusia en Ucrania esta semana tendrá consecuencias devastadoras para la gente en tierra. Aunque las implicaciones terrestres de esta guerra son mucho mayores que las de los vuelos espaciales, no obstante, los programas espaciales de todo el mundo sentirán sus efectos.
Durante un discurso pronunciado el jueves sobre las sanciones impuestas por Estados Unidos a Rusia como consecuencia de su invasión, el presidente Joe Biden incluso mencionó el espacio. “Entre nuestras acciones y las de nuestros aliados y socios, estimamos que cortaremos más de la mitad de las importaciones de alta tecnología de Rusia y asestaremos un golpe a su capacidad de seguir modernizando su ejército”, mencionó. “Degradará su industria aeroespacial, incluido su programa espacial”.
¿Qué significa esto? Aunque es muy temprano en esta crisis, este artículo intentará dibujar las líneas generales de cómo este conflicto puede afectar a los vuelos espaciales. Como la situación es dinámica y el panorama político es tumultuoso, tenga en cuenta que es posible que se produzcan cambios rápidos.
Estación Espacial Internacional
La cuestión espacial más destacada es la relativa al destino de la Estación Espacial Internacional, operada por 15 países, pero liderada por Estados Unidos y Rusia. Los países dependen unos de otros: Rusia proporciona el combustible y la capacidad de los propulsores para reimpulsar periódicamente la estación espacial a una mayor altitud, y los giroscopios de la NASA proporcionan estabilidad, y sus paneles solares generan la mayor parte de la electricidad. Actualmente, la estación no puede funcionar sin el consentimiento de ambos socios.
Tras los comentarios de Biden el jueves, el jefe de la principal corporación espacial rusa, Dmitry Rogozin, arremetió contra él en una serie de tuits en los que calificó las acciones de Biden como “sanciones de Alzheimer”. Una traducción completa de los comentarios de Rogozin puede encontrarse aquí. En su despotricar, Rogozin se quejó de la pérdida de ventas del motor RD-180 (la fecha del 01/01/2023), de Elon Musk (“empresarios con talento”), y de otros irritantes. Rogozin también parece suponer que el gobierno estadounidense impedirá que la NASA trabaje con Rusia.
“Si bloquean la cooperación con nosotros, ¿quién salvará a la ISS de una órbita no guiada para impactar en el territorio de EEUU o Europa?” preguntó Rogozin. “También existe la posibilidad de que la construcción de 500 toneladas impacte en India o China. ¿Quiere amenazarlos con esa posibilidad? La ISS no sobrevuela Rusia, así que todo el riesgo es suyo. ¿Estás preparado para ello?”
En respuesta a estos comentarios, la NASA emitió el jueves por la noche una respuesta comedida, diciendo que seguía trabajando con Rusia y sus socios para volar con seguridad la Estación Espacial Internacional. “Las nuevas medidas de control de las exportaciones seguirán permitiendo la cooperación espacial civil entre Estados Unidos y Rusia”, dijo la agencia. “No se prevén cambios en el apoyo de la agencia a las operaciones en órbita y en la estación terrestre en curso”.
Tanto a la NASA como al programa espacial ruso les interesa seguir operando la estación espacial. Sin embargo, la situación podría cambiar en respuesta a la presión política, en particular del Congreso estadounidense.
Por ejemplo, un republicano de la Cámara de Representantes de EE.UU. de Houston, Dan Crenshaw, tuiteó el jueves por la noche que la NASA debería abandonar su asociación con Rusia. “Es hora de sustituir a los rusos en la Estación Espacial Internacional. Expulsarlos del programa, entrenar a algunos cosmonautas ucranianos y ver si @elonmusk puede reemplazar la mitad rusa de la estación con algo que no se esté cayendo a pedazos”, aseguró Crenshaw.
Si la relación se fracturara realmente, la NASA y sus socios comerciales probablemente podrían llegar a una solución para utilizar los vehículos Northrop Grumman Cygnus y SpaceX Crew Dragon para impulsar la estación mientras se acelera el desarrollo de algún tipo de módulo de servicio. Pero incluso ese arreglo temporal llevaría meses o años de improvisación.
La conclusión es que, a menos que Estados Unidos y Rusia se enzarcen en una guerra de disparos, lo más probable es que la estación espacial siga volando al menos durante unos años más, y posiblemente incluso hasta 2030. Pero dadas las tensiones actuales y las de los últimos 12 meses, probablemente ésta será la última gran asociación entre la NASA y Roscosmos en el espacio durante mucho, mucho tiempo.
[content-egg module=Youtube template=custom/simple]Lo más visto del mes en: Ciencia
Laura Andrade
Laura Andrade es una periodista freelance especializada en la investigación de la electrónica de consumo, especialmente de smartphones, tabletas y ordenadores. Actualmente participa en varios proyectos en los que se ha encargado de escribir sobre lanzamientos de nuevos productos digitales, aplicaciones, sitios y servicios para publicaciones impresas o en línea. Está constantemente estudiando las últimas tecnologías para estar siempre al día.